Sin agua, las personas no podríamos comer, porque no podríamos mojar los alimentos con saliva. Tampoco podríamos respirar sin tener humedad en los pulmones. Además, la sangre no llevaría los nutrientes donde el organismo los necesita.
En la cocina, con cautela
¿Sabés cuánta agua desperdiciás si dejás la canilla abierta al lavar los platos? Podés gastar hasta 120 litros, cada vez. Mejor, remojá toda la vajilla primero, luego enjabonala y enjuagala en una pileta con agua limpia, sin tener la canilla abierta.
Al lavar las verduras, poné un tapón en la pileta. Llenala y lavá, de una sola vez, todo lo que vas a consumir.
En la Argentina se consumen 370 litros de agua por persona por día, más del doble que, por ejemplo, en Europa, donde se usan, aproximadamente, 150 litros diarios. Si querés contrarrestar esta situación, podés colocar dosificadores en las canillas de toda la casa, en especial, en piletas y duchas.
En el baño, el mayor de los cuidados
En todas las casas, el inodoro es, casi siempre, acusado de ser el mayor derrochador de agua. Cada vez que oprimís el botón, se pierden hasta 10 litros. ¿Cómo ahorrar? Una posibilidad es cambiarlo por uno de bajo consumo (pasarías de 16 litros de descarga a 6 litros). Si no lo podés sustituir, introducí dos botellas llenas de agua en el depósito. Esto reduce la cantidad de agua que usa (consumirá unos cuatro litros menos en cada descarga) y no afectará su eficiencia.
Al lavarte los dientes, usá un vaso con agua. Con la mitad del líquido te enjuagás la boca y, con lo que sobra, el cepillo. Así podés llegar a ahorrar más de 60 litros por día.
Nunca dejés el agua correr cuando te lavés las manos o la cara. Poné un tapón y llená tu pileta sólo con el agua que vayas a usar. Si querés que el agua esté tibia, no la dejés correr hasta que salga caliente. Tapá la pileta y mantené el agua que, primero, sale fría.
Son acciones simples y, en vos, está la responsabilidad de su cuidado.