La salud tiene una importancia vital para todos los seres humanos. Una persona con mala salud no podrá estudiar o trabajar adecuadamente y no podrá disfrutar completamente de su vida. Por lo tanto, el derecho a la salud constituye un derecho fundamental de todos los seres humanos.
El derecho a la salud está estrechamente ligado a otros derechos humanos fundamentales y su materialización depende de la realización de estos otros, especialmente el derecho al agua (que incluye el derecho al acceso al agua potable y a saneamiento adecuado) y el derecho a la alimentación.
El derecho a la salud obliga al Estado a garantizar a los ciudadanos la posibilidad de poder disfrutar del mejor estado de salud que sea posible. Esto significa que el estado de salud dependerá de cada uno y que el Estado debe asegurar el mismo acceso a la atención médica al conjunto de su población.
De este modo, el derecho a la salud se divide en varios derechos específicos que los países deben asegurar:
– El derecho a un sistema de protección de la salud.
– El derecho a la prevención y a tratamientos preventivos para luchar contra la propagación de enfermedades.
– El derecho al acceso a los medicamentos esenciales.
– La promoción de la salud materna e infantil.
– El derecho al acceso a los servicios de salud apropiados.
– La educación y la concientización sobre la salud.