Nuestro planeta debería llamarse “Agua” en vez de “Tierra”, ya que un 70 por ciento está cubierto por ella. Sin embargo, apenas un 3 por ciento del total del agua es dulce y, además de esta pequeña porción que nos queda, más de tres cuartas partes está congelada en los polos y en los glaciares con lo que, apenas, nos queda un 21 por ciento.
Además, de lo que nos queda, sólo un 1 por ciento es agua dulce superficial de fácil acceso, es decir, la que utilizamos para beber y asearnos la mayoría de la población mundial. Entonces, si el total de agua en el planeta fueran 1000 litros, sólo 30 serían de agua dulce, 6,3 de agua dulce no congelada y poco menos de 1/3 de litro, agua dulce superficial de fácil acceso.
Estamos acostumbrados a ver correr el agua, pero es necesario que tomemos conciencia de que es un bien muy escaso, y que puede serlo más por el cambio climático. De ese tercio de litro dependen más de 6 mil millones de personas, las poblaciones de 1,5 millones de especies de plantas y animales conocidas y 35 millones de kilómetros cuadrados de bosques.
Cada año mueren 10 millones de personas por enfermedades relacionadas con el agua. El agua potable es preciosa, es una fuente de vida, por lo que su contaminación nos afecta a todos.