La violencia vulnera los derechos de quien sufre una agresión, puesto que cualquier acto violento va en contra de la dignidad de las personas.
Existen distintos tipos de violencia, ya que no solo es un acto físico sino, también, psicológico. Dentro del maltrato infantil se clasifican distintos tipos de violencia infantil. Por ejemplo, es una falta de responsabilidad no atender debidamente a un niño de acuerdo con sus necesidades. La desatención de las competencias que son inherentes a los padres es violencia, asó como la privación de alimentos o de cuidados de salud. En los casos en los que existe violencia de género, la situación también suele involucrar a los niños que viven en un entorno de negatividad y miedo. La violencia infantil es aquella que pone en riesgo la salud y la vida de los pequeños.
¿Dónde surge el maltrato?
El maltrato infantil puede producirse en entornos de confianza como el hogar, la escuela o la familia. La violencia física produce en el niño consecuencias que van más allá de la infancia en forma de pesadillas, problemas de alimentación, sentimiento de culpa, miedos irracionales, ansiedad, problemas de relaciones sociales o desconfianza. En ocasiones, las personas que han sido víctimas de violencia en la niñez también repiten esquemas violentos en la etapa adulta porque han interiorizado ese modelo de comportamiento. La autoestima del niño se deteriora al sentirse herido y humillado.
Es fundamental que las instituciones formen a los profesionales de la salud y a los educadores sobre cómo detectar un caso de estas características para poder denunciarlo y actuar a tiempo. Para ello, conviene no restar peso a la violencia verbal porque también es una forma de agresión muy hiriente que deja secuelas a largo plazo. El agresor vulnera los derechos de la víctima que oculta lo sucedido como consecuencia del miedo.
La prevención es una responsabilidad ciudadana y cualquier persona debe denunciar una situación de maltrato infantil.