Cuando se habla del acoso escolar o bullying se suele poner el foco sobre la víctima y el agresor pero, ¿qué pasa con los espectadores que son concientes de lo que está ocurriendo y no hacen nada?
Hay varias razones que explican por qué otros niños deciden no hacer nada cuando ven que otro es víctima de acoso escolar. Quizás tengan miedo, crean que los agresores puedan hacerles daño o no hayan intentado siquiera ponerse en el lugar del que sufre. Sin embargo, esas actitudes sólo refuerzan al acosador, que seguirá haciendo daño a otros compañeros.
Los espectadores de un caso de bullying pueden llegar a participar o fomentarla y ver estas situaciones como normales o no hacer nada para evitarlas, o sentirse culpables, no actuar por miedo o tener una actitud basada en la sumisión al agresor.
El bullying se da en la escuela y, en ningún caso, los profesores pueden ser espectadores de estos hechos o minimizarlos. Las siguientes, son pautas para actuar en caso de detectarse este tipo de agresión:
– Si no se ha detectado ningún caso de acoso. Observar cualquier cambio, no minimizar las situaciones de violencia y estimular a los alumnos a no callar, si las sufren.
– Si ya se ha detectado el caso de bullying. Investigar, recabar información y hablar con las tres partes implicadas (víctima, victimario y espectador), informar a las familias y a la dirección del establecimiento y adoptar medidas teniendo en cuenta las normas de convivencia.
Y nunca, y en ningún caso, permanecer en silencio.