Los sistemas de retención para niños deben colocarse en los asientos traseros del vehículo.
Se deben tener en cuenta los siguientes aspectos:
– La presencia del airbag en el asiento. En el caso de que exista airbag, nunca se debe colocar la silla en él, a no ser que la bolsa de aire se pueda desconectar (en algunos modelos de automóvil existe esa posibilidad, normalmente girando una llave situada en el tablero).
– La orientación del asiento con respecto al sentido de marcha del vehículo. La mayoría de las veces, el asiento se puede colocar en el mismo sentido de la marcha del vehículo o en sentido contrario. Esta orientación resultará clave en una posible colisión, ya sea frontal, lateral o de alcance. Las sillas deben colocarse, preferentemente, en sentido inverso a la marcha, ya que de esta forma, la fuerza del impacto quedará repartida de manera más uniforme por todo el cuerpo del bebé y, en el caso del impacto frontal (el más común y más grave) el cuello del niño, que es más débil, estará más protegido. La mayoría de expertos aconsejan esta posición invertida hasta que el niño cumpla dos años y, otros, la recomiendan hasta, incluso, los cuatro años.
La combinación más segura, entonces, pasa por colocar la silla en sentido contrario al de la marcha y en el asiento trasero, preferentemente en el centro, para proteger al niño del golpe lateral, siempre que el vehículo disponga en ella de un cinturón de seguridad de los denominados mixtos o de tres puntos.
Dependerá, siempre, de los adultos, que los niños vayan sentados y abrochados correctamente, eligiendo el sistema de retención adecuado a su peso y tamaño.