1. No exponer a los menores de 6 meses. Los bebés con menos de 6 meses no deberían estar expuestos nunca de forma directa al sol. Tampoco bajo una sombrilla, por ejemplo en la playa, ya que la arena refleja alrededor de un 20% de las radiaciones solares; el agua, sobre un 10% y la hierba, aproximadamente un 5%.
2. Comenzar a protegerse en primavera. La protección solar debe comenzar en primavera, con la llegada del buen tiempo y la realización de actividades al aire libre, como montar en bicicleta o salir de excursión. En esta época del año el sol puede resultar tan nocivo como en verano, por lo que conviene proteger a los niños.
3. Evitar las horas centrales del día. Los niños (al igual que los adultos) no deberían estar expuestos al sol entre las 12 y las 17 horas, pues en esa franja horaria es cuando más peligrosa resulta la radiación solar.
4. Buscar sombras naturales. Colocarse al aire libre bajo una sombra natural, como la de una arboleda, es mucho más efectivo que hacerlo bajo una sombrilla. En todo caso, de no haber sombras naturales, hay que usar siempre una sombrilla.