Como las islas de Hawái se alzan directamente desde el lecho del océano, el archipiélago carece de plataforma continental, la tarima sumergida que sustenta los grandes bancos de pesca. Pero los arrecifes de coral y los minerales que afloran de los volcanes proporcionan a las islas entornos idóneos para admirar los peces de arrecife, las cuatro especies de tortugas, la foca monje de Hawái o los delfines. La costa de Kona (Big Island) atrae a las mantarrayas gracias a la riqueza en plancton de sus aguas. El Kumulipo, cántico hawaiano de la creación, cuenta que la vida surge del mar, y no alude al archipiélago como un grupo de islas, sino como «un mar de islas». Por esa razón el dicho Malama i ke kai(«ocúpese de proteger el océano») es mucho más que un lema en Hawái.