A continuación, una pequeña lista de animales raros con ganas, tan peculiares como desconcertantes. ¡Y es que la naturaleza no deja de sorprendernos!
Chromodoris lochi
El Chromodoris lochi es un tipo de molusco nudibranquio, perteneciente a la familia Chromodorididae, de un color azul cielo que puede variar de un ejemplar a otro, hasta llegar a ser casi blanco. Además, como puede verse en la imagen, el manto está bordeado por unas líneas oscuras continuas o intermitentes. El resultado es realmente espectacular.aa
No tienen ojos, si bien utilizan dos tentáculos para analizar el medio mediante el contacto, además de poder detectar luces o sombras. Por último, este molusco de apenas 6 centímetros de longitud se alimenta de esponjas que habitan los corales y se defiende de sus posibles depredadores advirtiéndoles con sus intensos colores de su toxicidad.
Mono narigudo
El mono narigudo (Nasalis larvatus) es otro especimen sorprendente. Como diría Quevedo, érase un primate a una nariz pegado, por otra parte autóctono de los bosques de Borneo. En esta ocasión, además de grande es alargada, y podemos ver este apéndice en todo su esplendor en los adultos machos.
De hecho, estas dimensiones tienen una utilidad, concretamente para aumentar su atractivo. En concreto, la aceptación de las hembras, aunque también es un mecanismo para poder combatir el exceso de calor corporal de estos animales arborícoras.
También consiguen hacerlo bañándose son buenos nadadores. Es una especie en peligro de extinción, que el ser humano ha puesto y sigue poniendo contra las cuerdas. Como tantas veces ocurre, la caza y la pérdida de su hábitat.
Oso de agua
El oso de agua es un tardígrado, una especie animal de la familia de los ecdysozoa. Son unos invertebrados microscópicos, de apenas 0,5 milímetros de tamaño cuando llegan a adultos, puesto que antes tan solo miden 0,05 milímetros. Más allá de su extraño aspecto, está adquiriendo popularidad por su resistencia incluso en condiciones extremas.
Saola o Buey de Vu Quang
El buey de Vu Quang o Saola es una especie muy hermosa, demostrando que rareza no es incompatible con belleza. En este caso, el Unicornio de Asia, nombre con el que también se conoce a este mamífero que vive en las montañas de Vietnam que vive en pequeños grupos para protegerse de depredadores y encontrar alimentos. Actualmente, se encuentra en grave peligro de extinción.
Topo de nariz estrellada
El topo de nariz estrellada o topo bermudez (Condylura cristata) es una especie de mamífero soricomorfo de la familia de los Talpidae. Verlo es no poder dejar de mirarlo, buscando dónde está el truco o, sin ir más lejos, la cabeza que debería acompañar a ese cuerpo y garras tan desarrolladas.
Tenerla, la tiene, pero no de forma convencional. Este rarísimo animal, que mide 20 centímetros de longitud y pesa alrededor de 56 gramos tiene alrededor de 22 sensibles tentáculos al final del hocico, idóneos para capturar insectos.
Calamar achaparrado
El fondo del mar guarda muchos secretos, sin duda, pero cuesta imaginar que uno de ellos sea así de gracioso, y hasta simpático. Como salido de unos dibujos animados de Disney, este cefalópodo de la especie Rossia pacifica, bautizado como Calamar achaparrado gusta de esconderse bajo la arena y mide alrededor de 11 centímetros. Sus expresivos ojos y su aspecto en general resulta indescriptible.
El tiburón duende
Este pez conocido como tiburón duende habita en numerosos océanos, pero es poco conocida pues habita en aguas profundas y, por lo tanto, aún existen muchas incógnitas en torno a él. Como especie (Mitsukurina owstoni) se descubrió cerca de la costa de Yokohama, Japón, en 1998.
El pescador que lo encontró lo bautizó como tenguzame, que en japonés significa tiburón duende. Tiene la peculiaridad de cambiar de color fuera del agua, siendo blanco en realidad. Mide entre 2 y 6 metros y puede llegar a alcanzar la friolera de 700 kilógramos.
El blobfish
El blobfish (Psychrolutes marcidus) es una especie de pez qescorpeniforme que para muchos se ha ganado por méritos propios el título de animal más feo. Pero no solo eso, porque ser tan raro, raro, rarísimo y tener ese aire tristón le ha hecho diferenciarse del resto, hasta el punto de haber llamado la atención de la Sociedad para la Preservación de Animales.
Desde esta ONG se intenta protegerlo de la extinción difundiendo su imagen viral para así despertar conciencias y recabar fondos para hacerlo. Su aspecto gelatinoso, por otra parte, se debe a la necesidad de su organismo de superar la presión extrema de las aguas profundas.
Oso malayo
El aspecto del oso malayo (Helarctos malayanus) puede considerarse dentro de la normalidad mientras no abra la boca. Es entonces cuando descubrimos, ¡oh, sorpresa!, que su lengua es de las que dan que hablar.
Una lengua que más bien parece el hilo de un yo-yo deja bien claro hasta qué punto es digna de mención la sin hueso de este oso que vive en los bosques tropicales de Sumatra, Borneo, Indochina, Malaca o Birmania. Curiosamente, el tamaño del animal es pequeño, y también de récord, porque se trata del oso más pequeño del mundo.
Lógicamente, dejando a un lado osos como el oso de agua, cuyo nombre es una simple coincidencia. Por cierto, esa lengua tan larga tiene un por qué, y éste no es otro que facilitar la alimentación de su dueño, pues le permite alimentarse con miel e insectos.
Por último, más allá de la rareza visual, es importante tener en cuenta otro tipo de irregularidad, esta vez relacionada con la diferenciación evolutiva. Se trata de un concepto que nos habla de la información genética que, de perderse por extinción de la especie, supondría una pérdida definitiva cuando se trata de animales evolutivamente únicos. Es el caso del cerdo hormiguero, de la avestruz, el chotacabras, los podargos, el picozapat o, por ejemplo, el guácharo sudamericano. Según apunta un estudio de la Universidad de Yale publicado en Current Biology (2014), proteger a estas especies debería ser una prioridad.