Parecen de color naranja por el limo y la vegetación en descomposición que tiñen las aguas de la cuenca del río Amazonas, pero fuera del agua son gris pálido, y algunos presentan una coloración rosada. Estos delfines, a los que en Brasil llaman botos, emiten ultrasonidos a modo de sónar para producir una ecografía tridimensional de su mundo tenebroso.