Al mismo tiempo, estas mini casas se han concebido como refugios o viviendas temporales, lo que no significa que no pueden ser de uso permanente si no se sufre de hacinamiento, algo bastante probable teniendo en cuenta su minúsculo tamaño. Por lo tanto, son ideales para una o dos personas.
Un proyecto solidario
Aunque el proyecto tiene claros tintes filantrópicos, la idea no deja de ser aplicable a cualquier situación o entorno donde se desee un hogar sostenible y ligero, fácil y rápidamente construible. En concreto, sus materiales son sencillos y económicos con la idea de ayudar a mucha gente y poderlos montar sin dificultades y también pensando en el envío a cualquier parte del mundo.
Según explica Doug, el refugio se puede personalizar de acuerdo con gustos o necesidades. A partir de un núcleo es factible añadir más espacios para aumentar su tamaño y número de dependencias.
Aprovechando que son casas independientes, se utiliza un metal corrugado junto con un panel de plástico transparente con el que se juega para incorporar la iluminación natural. Por lo pronto, se trata de un proyecto en pruebas.
Comunidad Abod
La primera comunidad Abod, nombre que recibe este refugio, se ha levantado a modo de experimento en las afueras de Johannesburgo, la ciudad más poblada de Sudáfrica, con resultados muy positivos. De hecho, sus creadores, un equipo de diseñadores dirigido por Doug Sharp (BSB Design) consideran que serían tremendamente útiles en barrios marginales donde las condiciones de habitabilidad de las casas dejan mucho que desear.