Las abejas son polinizadoras, lo que las convierte en una pieza clave de los ecosistemas actuales. De las 100 especies de cultivos que abastecen al mundo con el 90 por ciento de los alimentos, ellas polinizan el 70 por ciento, es decir, una inmensa mayoría de ellos.
La gravedad de la situación que implica la caída de las poblaciones de abejas en el mundo ha llevado a la práctica de la apicultura urbana para contrarrestarla. La producción de miel en las ciudades es beneficiosa porque, fundamentalmente, su polinización promueve un entorno más verde y, al mismo tiempo, si en la ciudad se crean o adaptan espacios verdes, entonces se crea una sinergia positiva para ambas partes. En ciudades como París, Londres o Brooklyn no faltan quienes hacen negocio con la miel casera, vendida con gran éxito como producto delicatesen.
Por su parte, el entorno urbano puede ser más amigable para las abejas, simplemente porque los pesticidas, que parecen ser su principal enemigo, se mantienen alejados. Paradójicamente, el campo es más agresivo para ellas a consecuencia de la colonización llevada a cabo por la agricultura intensiva, basada en el uso de productos químicos.
¿Por qué desaparecen?
Su alarmante ritmo de desaparición ha aumentado de forma exponencial en todo el mundo. La causa sigue siendo una incógnita, pero hay un amplio consenso en atribuir su debacle al uso y abuso de pesticidas.
Colocar colmenas en las ciudades es una manera efectiva de ayudarlas o, lo que es lo mismo, de ayudarnos a nosotros mismos, pues dependemos de ellas para la supervivencia de la especie humana y, en general, para que la biodiversidad no se colapse. Además de su función clave en el mantenimiento de ecosistemas y, por lo tanto, en la cadena alimenticia, a las abejas se las considera bioindicadores, algo así como los canarios de las minas de carbón, que eran utilizados para alertar de la presencia de gases nocivos.
En este caso, su función es alertar sobre el estado ambiental de un lugar concreto. Si un hábitat determinado tiene problemas de contaminación de cualquier tipo, en especial la atmosférica, la biodiversidad se verá afectada, lógicamente, y las abejas son un buen indicador para valorar si el medio ambiente goza de buena salud.