El senado de la Nación aprobó por fin, el nuevo Parque Nacional Traslasierra, unas 105.000 hectáreas de la estancia cordobesa Pinas serán protegidos tanto en su biodiversidad como en su patrimonio histórico. Se estima que en el predio hay vestigios de la cultura de los comechingones y, además, fue propiedad del político y periodista Lisandro de la Torre.
Ubicado en los departamentos Minas y Pocho y limitando al oeste con La Rioja, este extenso establecimiento ganadero pertenece a la ecorregión del Chaco seco, una de las más amenazadas a nivel mundial, de las menos conocidas por los ciudadanos y -quizás por eso- en un serio estado de fragilidad.
Además, su localización resulta estratégica en términos de turismo y de conservación: Por un lado su presencia es clave para conformar el Corredor Biogeográfico del Chaco Árido (una iniciativa del gobierno cordobés) ya que Pinas se ubica cerca del Parque Provincial y Reserva Natural Forestal Chancaní de 5.000 hectáreas y de la Reserva de Uso Múltiple Salinas Grandes, de 196.000.
Por otro lado, también ocupa un papel protagónico en la conformación del Corredor de Conservación y Turismo del Norte de Córdoba, junto con el futuro Parque Nacional Ansenuza y el Parque Nacional Quebrada del Condorito, un área protegida ya posicionada y reconocida por los ecoturistas.
Valores de conservación
Según un equipo de biólogos de la Universidad de Córdoba que estudia la zona, a causa del gran hermetismo que siempre reinó alrededor de esta estancia (hoy administrada por los descendientes del millonario Feliciano Manubens Calvet, su último dueño), la información disponible no es abundante pero alcanza para saber que es indispensable convertirla en parque nacional para garantizar su conservación.
Prueba de ello es que además de albergar 161 especies de aves, 24 de mamíferos y 30 de reptiles, en Pinas acaba de ser descubierta una especie que nunca había sido detectado en Córdoba y que está catalogada en peligro de extinción a nivel global: el pecarí chaqueño, Catagonus wagneri.