El plástico es uno de los desechos nocivos que se producen en mayor cantidad», asegura el joven Fabián Saieg (28). Junto con dos amigos de la ciudad cordobesa de Alta Gracia, Leo Lima y Leandro Míguez, se involucraron en la lucha por reducir su contaminación.
Luego de una intensa búsqueda, encontraron un desarrollo del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas (Conicet) que los cautivó: ladrillos elaborados con botellas de plástico PET totalmente aptos para la construcción.
«Siempre tuvimos la convicción de que el proyecto debía tener no solo un impacto positivo desde lo ambiental, sino también desde lo social», asegura Saieg. Así, en 2014, nació la Fundación EcoInclusión ( ecoinclusion.org), con el fin de reutilizar residuos plásticos para fabricar los ladrillos patentados por el Conicet, que terminan siendo los cimientos de construcciones en barrios vulnerables.
Mientras una botella tarda casi 500 años en degradarse, cada ladrillo de EcoInclusión recicla 20 botellas. Para poder fabricarlos, el primer paso es la recolección de los residuos PET. Por eso, se trabaja con los municipios para la colocación de los «puntos verdes» o canastos en espacios públicos adonde los vecinos pueden llevar sus botellas plásticas. Luego se emprende una logística en alianza con empresas o municipios para retirarlos y llevarlos al espacio de fabricación.
Una vez que los residuos están en la fábrica, las botellas se colocan en un molino triturador, del cual se obtiene una suerte de arena de plástico que se mezcla con cemento. «A diferencia del proceso de elaboración de los ladrillos convencionales, este tiene una menor huella ambiental», destaca Saieg.
Actualmente, los ladrillos ya son parte de las paredes de un salón de un club de barrio de Alta Gracia, de una biblioteca de Villa Los Aromos y de un espacio donde se brinda apoyo escolar en Córdoba capital, entre otros proyectos. Los barrios reciben esta contribución de forma gratuita; los costos de producción son cubiertos con aportes de los gobiernos o empresas.
Con un financiamiento anual de US$200.000 por tres años gracias al Premio del Desafío Google Regional, la fundación que hoy integran 10 personas instalará una planta en el Parque Industrial Ferreyra y ampliará su impacto a Córdoba capital desde el próximo mes.
«Queremos replicar el proyecto en distintos lugares de la Argentina y de América Latina. Al momento, reutilizamos más de 15 toneladas de botellas plásticas solo en Alta Gracia. Esperamos que esa cifra sea de 15 toneladas, pero por mes entre las ciudades», concluye Saieg con entusiasmo.