El sol es fuente de vida, pero ciertas exposiciones a su radiación en condiciones inadecuadas conllevan peligros para nuestra salud.
Por falta de información o por no tener conciencia de las consecuencias que pueden tener, muchas veces adoptamos algunas conductas de riesgo para nuestra salud, entre ellas, exponernos en horarios de máxima radiación o durante un período excesivo de tiempo al Sol, no usar productos de protección solar, o usar un factor de protección menor al que nuestra piel necesita y no utilizar lentes. Todas estas conductas pueden ser peligrosas para nuestra salud.
¿Qué efectos producen, en nuestro cuerpo, los rayos solares?
El sol emite tres tipos de radiaciones ultravioletas:
Los rayos UVC son absorbidos en su totalidad por la capa de ozono, por lo que no todos llegan a la tierra.
Los rayos UVB son absorbidos sólo en parte por la capa de ozono.
Los rayos UVA llegan en su totalidad.
Los efectos que producen sobre nuestra piel los rayos UVB y los rayos UVA son diferentes. Los rayos UVA atraviesan la epidermis y llegan hasta la dermis, produciendo el bronceado y el envejecimiento prematuro, mientras que los UVB se quedan en la epidermis y son los principales responsables de los cánceres de piel.
¿Los rayos solares siempre son malos para nuestra salud?
La luz solar ayuda a mantener la salud y, por ejemplo, es la responsable de que la vitamina D se active y que, por lo tanto, la cantidad de calcio que llega a nuestros huesos sea la óptima. Así, los rayos ultravioletas son fundamentales para evitar la aparición de la osteoporosis.
Los efectos que producen las radiaciones solares sobre nuestro cuerpo dependen de muchos factores:
El medio ambiente. El proceso de destrucción de la capa de ozono permite una mayor llegada a la tierra de radiación ultravioleta, sobre todo de rayos UVB.
Factores estacionales. Como se sabe, el impacto del sol varía en las distintas estaciones del año. En verano y primavera las radiaciones solares son mayores, por lo que deben aumentar las precauciones.
Factores geográficos. El lugar en el que nos encontramos también influye en el efecto de los rayos solares en nuestro cuerpo. Un factor importante es la altitud. A mayor altura, mayor radiación ultravioleta porque se está más cerca del sol.
Otro factor a tener en cuenta es el tipo de terreno en el que se refleja el sol. La hierba y la arena reflejan menos del 10% de los rayos que llegan a la tierra, frente a la nieve, que puede reflejar hasta el 80%.