Pero si bien esto es una noticia digna de celebración para todos los que aman los animales o se preocupan por el planeta, la batalla contra la extinción no está del todo ganada. Para que una especie sea declarada en peligro de extinción deben existir menos de 2,500 ejemplares en su hábitat salvaje, y menos de 10,000 para que tenga el estatus de vulnerable.
La población de leopardos de las nieves ha crecido sustancialmente en los últimos años, pero menos de 10,000 ejemplares sigue siendo un número muy bajo para un animal que ocupa un territorio de 1.8 millones de kilómetros cuadrados en las cadenas montañosas de 12 países de Asia Central. Quizás por eso el leopardo de las nieves, -un animal solitario que caza al amanecer o al anochecer- es uno de los animales más difíciles de encontrar en su hábitat natural.
Además, las causas que pusieron a esta especie al borde de la extinción siguen latentes. La pérdida de su hábitat, los cambios climáticos y la caza para comercializar su codiciada piel son factores que continúan amenazando al leopardo de las nieves. También los campesinos de estas regiones los matan en venganza por comerse el ganado.
Este increíble animal puede vivir a más de 3,000 metros sobre el nivel del mar y matar presas 3 veces más grandes que él. Su pelaje cambia de color según la temporada, tornándose blanco o grisáceo durante el invierno y amarillento en el verano, lo cual lo convierte en un depredador prácticamente invisible.
El leopardo de las nieves comienza a salir del sótano de la supervivencia, pero otras especies increíbles continúan disminuyendo en número de manera alarmante como son:
El elefante de Sumatra (alrededor de 2,400 ejemplares)
El gorila de las tierras bajas del oeste (alredor de 100,000)
El pangolín (alrededor de 4,000)
La tortuga baula (entre 34,000 y 36,000 ejemplares)
El orangután (unos 230,000)
KATESALIN PAGKAIHANG/SHUTTERSTOCK