¡Vacunar es prevenir!
¿Por qué son tan importantes las vacunas?
La vacunación es una de las estrategias más efectivas en prevención primaria y es uno de los mecanismos que más ha contribuido en la lucha contra enfermedades infecciosas. Gracias a ellas, por ejemplo, se ha podido erradicar, en todo el mundo, la viruela, una de las enfermedades infecciosas que mayor número de muertos ha causado a lo largo de la historia de la humanidad.
¿No sirve la vacunación infantil para el adulto?
A pesar de que la vacunación infantil protege de muchas enfermedades, algunas de ellas requieren una dosis “de recuerdo” y, en otras, es preciso la vacunación de forma periódica.
¿Qué ventajas supone vacunarse?
La vacunación evita la aparición de enfermedades, tanto víricas (gripe, herpes zóster) como bacterianas (neumonía por neumococo). El calendario para un adulto comprende las vacunas frente al sarampión, la rubeola, la parotiditis, la gripe, el tétanos, el meningococo C y la difteria. En situaciones de riesgo, también está contemplada la vacunación frente a las hepatitis A y B.
¿Hay otras vacunas que también pueden ser necesarias?
Además de las vacunas referidas anteriormente, puede ser necesario recurrir a otras vacunas en función de determinadas profesiones de riesgo, desplazamientos a países donde haya enfermedades de las cuales sea necesario protegerse o la existencia de heridas accidentales que hacen que sea necesario adelantar las vacunas de recuerdo. Hay que vacunarse durante toda la vida, prestando especial atención a las personas que pertenecen a determinados grupos de riesgo, como las mayores de 50 años y los enfermos que sufren patologías crónicas, como problemas respiratorios o enfermedades cardiovasculares.